lunes, 27 de enero de 2014

Inventario del abandono


OBRAS PARALIZADAS EN CIUDAD BOLÍVAR
SON MUESTRAS DE LA DESIDIA Y EL DESPILFARRO

Los cambios de gobierno como resultado de los procesos electorales, incluso, los cambios producidos en las estructuras in­ternas partidistas, inciden general­mente en forma negativa en la con­tinuidad administrativa.
Hay Gobernantes negados a continuar los proyectos iniciados por sus antecesores, porque piensan, tal vez, que la obra en proceso de ejecución llevará siempre el sello de quien la inició y no de quien tenga la responsabilidad administrativa y probidad patriótica de proseguirla hasta ponerla al en servicio de la comunidad. Lógicamente ello comporta una posición egoísta, subdesarro­llada y mezquina.
En el caso del Estado Bolívar, el gobernador designado, con esca­sas excepciones, sólo piensa en disponer del presupuesto para su propio programa sin importarle descontinuar las obras en marcha. Ello explicaría el por qué existen en esta ciudad y otros lugares del estado obras inconclusas o terminadas que no prestan servicio.
Así, dentro del propio período presidencial de Carlos Andrés Pérez, las obras públicas del Go­bernador Domingo Álvarez Rodrí­guez, quien estuvo 22 meses al frente del Ejecutivo,  no fueron con­tinuadas por ninguno de los gobernadores que le sucedieron.   Allí están esas obras, tristes, desoladas, abando­nadas, aguardando como Lázaro una voz que le diga "levántate y anda".
Y son obras importantes, nece­sarias, en las cuales hay muchos millones invertidos y en las que en estos momentos habría que erogar veinte y hasta más  de su valor original para terminarlas. Tales son: “Par­que El Porvenir-, iniciado en 1975 a un costo de 9 millones de bolívares y que procuraba el sa­neamiento de una laguna que se­cularmente había sido una cala­midad sanitaria para la ciudad y convertirla en un área de recrea­ción con espejo de agua donde los niños pudieran gondolear y otros servicios gratos para una ciudad que ha crecido a su alrededor.
El Ejecutivo Regional adquirió 28 hectáreas que es la superficie de la Laguna El Porvenir, expropió casas adyacentes que se inunda­ban durante la estación lluviosa, construyó rellenos, drenajes y un 30 por ciento de las obras del pro­yecto. Pero vino el cambio y las obras quedaron hasta dónde pudo llegar el Gobernador. Los que vi­nieron detrás ninguna preocupa­ción mostraron para terminarlas y si algunas obras del complejo total terminaron le dieron un destino distinto.
Otra obra que desde 1975 se quedó con las bases hechas a un costo de 3 millones de bolívares es la Biblioteca Pública "Rómulo Ga­llegos" que actualmente funciona en la antigua casa de Ramón Isidro Montes.
Asimismo dejaron inconclusa la defensa del Orinoco por el lado oriental de la ciudad que permitió la prolongación del Paseo desde la Aduana hasta la Urbanización "Los Coquitos". Esta obra fue presupuestada en 19 mi­llones de bolívares. Gracias a esta obra  el Orinoco no se metió en la ciudad durante la crecida del 76 que ha sido una de las más terri­bles.
De ese entonces data igualmen­te la interrupción de la  consolidación de la carretera Tu­meremo-El Bochinche que permitiría a Guayana una salida al mar.
Las obras iniciadas por el gobernador Alberto Pa­lazzi, no fueron continuadas por su sucesor alegando éste que eran obras descomunales que comprometían el presupuesto. Así quedó paralizado desde enton­ces el Centro de las Artes en el que se invirtieron unos 70 millo­nes de bolívares y, tanto las obras del Boulevard  Bolívar como las del cuadrilátero histórico fueron mo­dificadas y redimensionadas bus­cando abaratar los costos, pero los resultados a juicio de los entendi­dos culminaron en una "mamarra­chada" de la cual la ciudad no se recupera. La Comisión Técnica hispano-venezolana que  realizó el estudio de protección y revita­lización integral del casco histórico, dice en un informe que hay que inter­venir nuevamente para tratar de devolverle su antigua dignidad e identidad a la calle Bolívar y al, cuadrilátero.
Otras obras de Palazzi termi­nadas que jamás  entraron en servicio, tal vez por desacertadas, son las famosas Pasarelas aéreas, en total doce que costaron más de tres millones para darle seguridad al peatón en las vías neurálgicas de la ciudad.

En el período del gober­nador Edgar Vallée Vallée fue construído un estacionamiento en sector limitante de la calle "El Porvenir", con capacidad para 200 vehículos para descongestionar el Paseo Orinoco y la Calle Venezue­la, donde el tránsito automotor se complica por el atiborramiento de autos estacionados en vías tan estrechas.
De  la gestión de Andrés Velásquez quedaron interrumpidos la onstrucción del Teatro moderno del arquitecto Oscar Tenreiro adosado al Capitolio, el proyecto Fruto Vivas para ampliar la Escuela de música,  la Casa Pupio y la Casa Otero para una Escuela de Arte y la Prefectura en la calle El Progreso,

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